El Cafetín Croché.- 23 (continuación)
Todos los viernes del año, haga frío o calor, Croché celebra, en su bóveda granítica, la Noche de Brujas, aquelarre mágico y tertulia de ilusión en el que participan los magos y el público. La magia te transforma cambiando lo que de natural tienen las cosas, en pura contradicción con las leyes naturales y gracias a las hábiles manos o aparatos trucados del artista, consiguen ilusionar por engaño de los sentidos, a un público que se deja engañar, ya que está falto de ilusión en este mundo desilusionado, y por unas horas disfruta y se transforma.
Existen toreros de salón para los que no existe enfrentamiento con el toro y puedes hasta equivocarte en el lance, que no recibirás una cornada, como la que puede recibir el que se juega la vida en la plaza. Y existen estos magos de salón que se la juegan todos los viernes ante el toro del público, sobre una mesa, con las mangas remangadas para evitar suspicacias. Polvos mágicos, traviesos e inexistentes, pero necesarios para enmascarar la realidad y que pasan de mano en mano como la falsa moneda- para realizar el encantamiento. Cochecitos que andan solos en las mesas, objetos que desaparecen, inverosímiles juegos de cartas, siempre muy cerca de un público generalmente mayor, que ya dejó de ser niño hace tiempo, pero que disfruta las dos horas largas de espectáculo en esa fábrica de magia y sueños infantiles que es la Cripta del Croché, ilusión de salón abovedado de la noche de los viernes. Aplausos sinceros, pero incrédulos, que cierran la noche a las dos de la mañana.
Juan Tamariz en La Noche de Brujas del Cafetín Croché
Creo que fue Juan Tamariz el que creó estas Noches de Brujas y por aquí han pasado toda una escuela de ilusionistas que van renovándose y mejorando día a día: Carabias; Donald; Armando de Miguel; Miguel Angel Gea; Alejandro Furnadjiev; Darman y Raúl Jiménez son algunos de los que hemos visto últimamente.
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