La ola laicista y progre que irrita a la España católica e inunda nuestras instituciones, las escuelas y hasta al Boletín Oficial del Estado, no para de hacer el ridículo más supino, un ridículo “cum laude” difícil de mejorar. Al bautizo laico del que ya hablamos en estas páginas, a la primera comunión civil y a los entierros y funerales ateos, ahora se une el belén profano y el cambio de nombre a las Navidades, por las Fiestas de invierno y a la Semana Santa por las Vacaciones de Primavera.
Los belenes se prohíben en lugares que siempre han estado como en edificios del Tribunal Supremo o la Audiencia Nacional, colegios públicos o en las calles de Madrid como en la calle de Alcalá. Menos mal, aunque sólo sea para atraer clientela y visitantes, que se mantiene el de San Lorenzo, obra de un grupo de artesanos del pueblo dirigidos por Pardito. Me figuro que pronto se harán belenes civiles en los que los tres Reyes Magos desaparecerán y se convertirán en los tres Mosqueteros; la Virgen será la Vicepresidenta de la Vega, que lo debe ser y San José sería Pepiño Blanco; el portal se convertirá en el dúplex de Pepiño en la Isla de Arosa y el burro y la mula serán sustituidos por elementos de calor más modernos como una estufa de butano o unos radiadores de calor azul.
El Caganer (“el cagón” en catalán) ese pastorcillo que se pone en los belenes catalanes, enseñando su trasero y en cuclillas con las asentaderas cerca del suelo, podría tener su gracia, (aunque para mi no tenga ninguna), pues la acción fisiológica de defecar, la realizan los pastores en ese retrete inmenso, con olor a tomillo y a flores silvestres que es el campo, mientras vigilan a sus rebaños. Pero de aquí a que se hagan estas escatológicas figurillas con la cara de un famoso, político, artista o deportista y enseñando sus posaderas para colocarlas en el belén, eso ya pasa de castaño oscuro y nunca mejor dicho. Veo las figuritas del caganer Cagón-Rovira y me ha producido una diarrea tonta que no he conseguido parar en varios días de dieta de arroz. Cientos de figuras con caras de famosos, enseñan el culo a quien las quiera comprar para comérselas (las hay de chocolate) o ponerlas en su belén. Antes estas cosas me caían bien pero ahora que me he vuelto mayor, me molestan bastante. Ver un belén con Cagón-Rovira enseñando sus partes a los otros pastorcillos o ver el trasero del Presidente del Barça, de Iniesta, Ronaldo o el de Maragall; del Papa, de Obama, de la Reina de Inglaterra o del Rey de España haciendo sus necesidades, es muy fuerte, además de una irreverencia que sólo estos nuevos progres, de izquierdas, nacionalistas e independentistas están llevando a la práctica. ¡Que manía tienen los catalanes con el trasero! A los seguidores del Barça se les llaman culés y estas figuras enseñan sus culés.
¿Se figuran un belén en el que entre los pastores, lavanderas, ovejitas y bueyes arando, se pueda ver la figurita de Zapatero, Leire Pajín, el regordete Moratinos o la de Rajoy como si estuvieran en el Parlamento pero con el buyarengue al aire y en la postura lógica para defecar. Me figuro que estas irreverencias están a punto de llegar a todas partes. Ya contemplamos a Carod-Rovira y a Pascual Maragall, colocándose la corona de espinas en la misma cuna de Jesucristo y mofándose de todos los cristianos.
Pero el colmo ha sido este año. La empresa de Gerona que fabrica estas escatológicas figurillas, ha presentado su colección para este año. Entre los 30 nuevos “caganers” que ha realizado, se encuentran Gallardón y Esperanza Aguirre que a aparte de estar muy mal hechas pues me figuro que no habrán posado para fabricarlas, es difícil su colocación en los belenes catalanes en los que no pintan nada y mucho menos en los madrileños que siempre han tenido y todavía conservan un fondo más religioso que político. Mucho menos será verlos juntos, aunque sea en un belén, en estos momentos en los que mantienen una encarnizada guerra dialéctica y de poder.
¿Se figuran el belén de la plaza del Ayuntamiento, aquí en la Villa, en el que, entre los pastorcillos aparezcan estas dos figuras u otras parecidas en posturas tan humanas como ridículas y de mal gusto? Pues yo no.