En mi colaboración de la pasada semana hablaba del gasto absurdo que ha supuesto la remodelación de la Casa de las Torres ya que no se han cumplido los fines para la que fue realizada la costosa obra. Terminaba diciendo que “Enterrar más de un millón de euros en un precioso palacete para tenerlo cerrado, me parece uno de los muchos absurdos que se dan en este tipo de realizaciones municipales que no sirven para nada”.
Ahora me entero que según noticias del propio Ayuntamiento de San Lorenzo, dentro de unas semanas van a comenzar las obras de la instalación de 6 rampas y 3 escaleras mecánicas en las calles Cañada Nueva y San Pedro Regalado. Perece que supondrá un coste de 1,5 millones de euros que será financiado por el Plan Prisma de la Comunidad pero habrá que sumarle los costes de mantenimiento y energía para su uso y para la calefacción que van a instalar para impedir que se formen placas de hielo, costes que serán a cargo de los presupuestos del Ayuntamiento es decir de los vecinos. Creo que no es el momento adecuado para este gasto.
No quiero decir con esto que este proyecto no vaya a servir para nada como el de la Casa de las Torres, sino todo lo contrario ya que es de alabar el interés del Ayuntamiento por suprimir las barreras arquitectónicas y facilitar la conexión entre barrios. Es un proyecto avanzado y valiente pero tengo mis pegas. Eso sí, si funciona durante un año sin problemas, prometo escribir otro artículo reconociendo mi equivocación y felicitando doblemente al equipo del Ayuntamiento.
No quisiera equivocarme, pero me da la impresión de que éste será un nuevo proyecto que pasará más tiempo estropeado o parado que en funcionamiento. Y digo esto porque me vienen a la memoria las siguientes preguntas: ¿Que horario tendrán las escaleras mecánicas? ¿Funcionarán sólo por el día o también lo harán por la noche? ¿Estarán vigiladas día y noche o permitirán los sábados y vísperas de fiesta hacer “botellón” sentados en los peldaños? ¿Han contado con el vandalismo actual y con los grafittis?
Reconozco que las calles donde se van a instalar, San Pedro Regalado y en Cañada Nueva entre Velázquez y Cebadillas que tiene una pendiente inhumana ya que alcanza una media del 17% y en algunos tramos el 22% es un sufrimiento para todos los que viven en las Casillas y en el Carmelo y de las zonas intermedias. La pendiente es tan dura y cruel que los ciclistas de la Vuelta a España se negaron hace unos años a subir por estas cuestas al Monte Abantos.
Recuerdo haber subido una vez sólo parte de estas cuestas y tuve que parar varias veces a mitad de camino porque me ahogaba. Lo malo fue ver a una señora mayor con dos bolsas de la compra, que subía andando más rápido que Bahamontes en bicicleta y yo con menos años y sin bolsas de la compra, no fui capaz de subir sin hacer varias paradas para respirar.
Me figuro que se tendrán todos los permisos necesarios tanto de impacto ambiental, Bellas Artes, etc. porque ha sido aprobado por la Comunidad, pero si para hacer la fachada de un bar en el centro del pueblo, y hablo con conocimiento de causa, pusieron todo tipo de pegas para su adaptación a las normas y al protocolo de ornato del Ayuntamiento siendo necesario su paso por Bellas Artes, me figuro que poner unas escaleras mecánicas en un pueblo como San Lorenzo no me parece lógico que se haya aprobado, a pesar de los beneficios innegables para los vecinos. Recuerdo que hace tiempo, Patrimonio Nacional prohibió poner un semáforo que regulara la circulación de vehículos en los arcos de la Lonja porque estropearía la fachada de esta preciosa unión arquitectónica del Monasterio con la Universidad. Después, en cambio, sí permitió colocar unas grandes torres en La Lonja para la iluminación del Monasterio, proyecto que fue regalado por la compañía eléctrica suministradora.
Reconozco que el proyecto de escaleras mecánicas será para los vecinos de la zona de un beneficio importante, cosa de la que me alegro muchísimo, pero como quiero mucho al Escorial no me gustaría verlo convertido en un Corte Inglés.