El Cafetín Croché (continuación)
Epílogo
Ha sido un ejercicio maravilloso y una experiencia que jamás podré olvidar, este recorrido por los cafés matritenses de antes, y de aquellos que lo fueron pero que hoy todavía, aunque algo cansados, perduran y mantienen su presencia en el Madrid cafeteril, aunque ya casi todos mudos de tertulias.
Ha sido un paseo lleno de gratas sensaciones que me ha enseñado a valorar lo que hemos tenido y lo que de aquello hoy nos queda, para pedir que se protejan de la especulación y de la vil piqueta. He conocido tiendas de vinos que todavía hoy se mantienen como hace cien años; botillerías –magnífico nombre para definir un espacio donde beber y tomar café- que sólo quedan en el recuerdo; casas de comidas que siguen igual que hace un siglo y a las que mucha gente sigue siendo fiel; tabernas maravillosas de portadas e interiores de azulejos pintados –que son para proteger y guardar en un museo- y cómo no, los cafés de antes y los que nacen para rememorar lo que un día fueron sus ancestros.
Me he empapado en su atmósfera y he llegado casi a palpar y participar, aunque sólo mentalmente, en aquellas tertulias. Casi sin querer me he ido metiendo en ellas y he saludado y hablado con los personajes literarios, bohemios, poetas y pintores que a ellas asistían.
Al final he comprendido mas al café y todo por mi amor al Cafetín Croché que he intentado recomponer pieza a pieza como si de un puzzle imaginario se tratara.
Jesús Sainz de los Terreros