He decidido transcribir un e-mail titulado “Se me cortó la meada” enviado a un foro sobre el Mundo Parapsicológico por alguien que para mantener su anonimato se hace llamar un Ciudadano corriente. Me he permitido traerlo a estas páginas pues lo que cuenta y en la zona donde ocurrió, no junto a la Granjilla como dice, sino junto a Las Radas, han ocurrido temas paranormales que me contaba Pipe Ranero el que fue dueño de la finca.
La historia que cuenta el Ciudadano corriente es la siguiente:
“Estaba yo esta noche aburrido en internet y he dado con esta página y aprovechando el anonimato os voy a contar una historia que jamás se la he contado a nadie, principalmente porque se reirían de mí y no me creerían.
Supongo que los hechos que os voy a relatar ocurrirían en el invierno de 1.989 ó 1.990. Tenía yo por entonces una pequeña explotación máquinas recreativas distribuidas por pubs y bares de copas de la Sierra Madrileña y todos los domingos a media tarde salía a “ordeñarlas” tarea que me llevaba generalmente hasta las 12 o algo mas de la noche, depende de lo que me liase en la recaudación. La noche de marras serían fácilmente la una o las dos de la mañana, cuando acabé los trabajos de “ordeño” y me dispuse a volver a casa.
En aquella época, a esas horas de la noche, el tráfico en invierno era prácticamente inexistente en la carretera que une El Escorial con Las Rozas sobre todo en los 12 km que hay entre El Escorial y Galapagar. Total cogí mi furgonetilla 4 latas y salí del último garito con las recaudaciones. Iba yo tranquilamente por la carretera cuando a unos 4 km se me encendió una luz roja en el tablero. Nada paranormal pues gastaba más aceite que gasolina. Me paré a un lado de la carretera donde se celebra la Romería del Escorial y donde creo que está la finca de La Granjilla, en esa curva que ha sido arreglada hace unos años. Me bajé de la furgoneta, la eché su litrillo de aceite y en eso los dos o tres tercios de Mahou FIVE STARS que me había bebido durante la recaudación me empezaron a pedir salir de mi cuerpo.
Total, no se por qué causa, me dio por mear contra la valla que estaba a unos 40 mts de la furgoneta en vez de hacerlo ahí mismo en medio de la noche y en la más absoluta soledad. Total que me acerco a la valla de piedra, casualmente en un sitio bajo porque generalmente debe de ser de unos dos metros (en este sitio sería de 1,60) porque mientras me disponía a regular mi nivel de líquidos veía unos cobertizos y unos prados de la finca. Según estaba empezando me fijo en unas luces a unos 100 mts y me digo a mí mismo: “coño unos furtivos cazando”. De repente veo que no son furtivos, que es una procesión con antorchas y pienso que esto debe ser lo que los gallegos llaman la Santa Compaña. Del primer pensamiento de furtivos al gallego no habían pasado ni tres segundos cuando, no se como, me encuentro enfrente mío, a unos 10mts, con tres o cuatro balones rojos, quizás algo más pequeños que los del futbol, flotando entre los árboles dentro de la finca. Eran de un rojo como color lava oscura y medio transparente. Algún místico quizás viese en ellos los sagrados corazones y oliese a rosas. Yo personalmente no tuve ninguna experiencia mística. Quizás no quede muy bien pero en medio de aquella soledad en invierno me acojoné y salí por patas, se me cortó la micción y cogí la furgoneta con el capó levantado y quemando rueda salí a la carretera con la cabeza por la ventanilla y a los 100 mts paré, bajé el capó y no paré hasta Las Rozas a casi 30 km del lugar del suceso.
Esta es mi historia. Quizás no sea nada heroica ni aporte nada, pero me ocurrieron estos hechos sin buscarlos.”
Fdo: Un Ciudadano corriente, el 4 de mayo de 2.010
Le contesta una persona que firma El Buho en línea con lo que me contaron los antiguos dueños de Las Radas.
“No es la primera vez que oigo historias de este tipo ocurridas exactamente en esa misma zona; en la carretera del Escorial a Galapagar. En concreto siempre tienen en común que ocurre algo de noche entre las fincas de Las Radas y La Granjilla. Se cuenta que en la finca Las Radas (según vas hacia el puente de Valmayor a la izquierda) durante la Guerra Civil hubo una casa que se utilizó de hospital de campaña, con los consecuentes muertos y sufrimientos…Quizás esto tenga relación con lo que tú y otros han visto.
Tu conducción evasiva con el capó levantado tuvo que ser cómica…aunque perfectamente justificada. Gracias por compartir tu historia. Un saludo”
Lo que a mí me contaron es que en la finca estaba enterrada una chica muy joven que fue asesinada durante la guerra y que pasaban cosas paranormales. Entre ellas me contaron que una noche llovía torrencialmente y oyeron como se abrían puertas dentro de la casa. El dueño dio una vuelta sin ver a nadie ni nada le pareció extraño. Algo le llamó profundamente la atención. Se dio cuenta de que un chubasquero, completamente mojado, estaba colgado en el mismo perchero y en el mismo sitio en el que lo había dejado completamente seco.
