He escrito varias veces sobre este tema de la Memoria Histórica, que nos está costando volver a enfrentarnos los unos con los otros después de más de setenta años. También he recogido alguna vez lo que el gran hispanista e historiador, Stanley G. Payne, ha escrito sobre la Memoria Histórica: “La Ley de la Memoria Histórica tiene un interés, incluso afirmaría que humanitario, por recuperar cadáveres para que tengan una sepultura digna y me parece bien. Sin embargo creo que hay un interés por utilizar una versión de la Guerra Civil como arma política. No es nuevo, ha sucedido en otros países. Una guerra civil siempre es difícil de digerir y más aún en el lado de los vencidos. Lo que me parece inaceptable es que desde un gobierno democrático se intente imponer su visión sectaria”.
Por Alfonso Ussía me entero de que unos soldaditos de plomo, tres de a pié y dos a caballo, que representaban a la Guardia Mora de Franco, han sido arrestados del Museo del Traje y trasladados a algún lugar desconocido. Los pequeños soldaditos de plomo, siete centímetros los de a pié y catorce los de a caballo, parecen que representaban la exaltación del franquismo y ese peligro podía extenderse a los niños que visiten el Museo, que a lo mejor son diez al año los niños que van a verlo.
Desconozco por qué estaban en el Museo aunque me figuro que sería para exponer sus trajes o acompañando algún otro. Sus trajes eran dignos de ser admirados y quizás al no tener ninguno para exponer, se colocaron estos soldaditos de plomo. Pero que sean condenados por lo que representaron es una solemne idiotez.
¿Cuántos jóvenes y no tan jóvenes no saben y no han visto en su vida, a no ser en el NODO, a la Guardia Mora del anterior Jefe del Estado? En sus recorridos por las calles en actos oficiales o para rendir honores en la presentación de cartas credenciales de los nuevos embajadores, Franco llevaba esta escolta que vestían unos trajes y capas muy vistosas para darle pomposidad y ostentación y que rodearan el coche Rolls Royce por si se acercaba algún loco. Para estos servicios de escolta y Gala utilizaba la doble capa de la caballería marroquí, suljan azul y alquicel blanco. Todos sus uniformes eran muy vistosos y dignos de estar en un museo ya sea del Traje o del Ejército, hoy muy devaluado. También hacía guardia en las garitas del Palacio del Pardo, como hoy la Guardia Real lo hace en la Zarzuela y la Guardia Civil en la Moncloa. Con ello Franco homenajeaba a las fuerzas del Marruecos español. La Guerra de Ifni significó su desaparición.
Muchos están enterrados en el cementerio islámico de Griñón que Franco regaló al Reino de Marruecos, siendo uno de los pocos cementerios de esta religión existentes en España y donde están enterrados 800 según el rito islámico.
Para eliminar y que nada huela al anterior Jefe del Estado se “arrestan” a estos pobres soldaditos de plomo. Mientras, se homenajea a Azaña, se mantienen monumentos a Besteiro o se hace un monumento a las Brigadas Internacionales. Todo lo referente a la Guerra Civil que recuerde a los ganadores, hay que destruirlo, mientras Zapatero se inventa la Alianza de Civilizaciones y la Ley de la Memoria Histórica una hucha para la izquierda que está recibiendo, cientos, por no decir miles de millones de euros, como las últimas subvenciones concedidas estando el Gobierno en funciones.
La memoria es medible. Los ordenadores tienen una memoria definida y nuestra mente la tiene también limitada. Pero la Memoria Histórica parece que no; la tiene ilimitada. Siguen buscando a Lorca y Garzón pide un certificado de defunción de Francisco Franco para ver si verdaderamente murió como se dijo. Mientras el Gobierno lo quiere desenterrar del Valle y trasladar sus restos al cementerio del Pardo, que es precisamente donde quería haber sido enterrado.
A los pobres soldaditos les va a pasar lo que le pasó al del cuento de Hans Christian Andersen. El pobre soldadito nació sin una pierna y vestido con su guerrera roja y pantalón azul, murió fundido de amor por una bailarina. En este caso no hay bailarinas pero acabaran fundidos o regalados a algún hijo del tonto del haba que ha mandado retirarlos.