La Bolera del Parque

Hace unas semanas escribía sobre lo que fue y lo que hoy día es, el Parque de Florida y dejé para otra colaboración posterior, escribir sobre la bolera. Pocas veces he visto escrito un artículo o colaboración sobre lo que supuso para los vecinos y veraneantes de San Lorenzo, la bolera del Parque. Para los que no la conocieron la bolera era el centro de diversión de las tardes veraniegas donde se daban cita pandillas de veraneantes para jugar una partida de lo que se llamaba bolo americano, quizás para diferenciarlo del juego de bolos leonés o montañés.

Además de diversión para unos, fue trabajo, el primero quizás, de muchos chavales de San Lorenzo que como plantadores a mano de los bolos se ganaban sus perras para ayudar en casa en aquellos difíciles años. Eso sí   se jugaban un bolazo en las piernas o en la cabeza.

Los chicos que plantaban los bolos, y lo digo con todo mi cariño pues soy amigo de muchos, eran un poco “golfillos” como ellos mismos me lo han contado. Entre la pista 7 y 8 existía un pasillo de piedra que llegaba a los aseos y a la casa del encargado, a los que se entraba por una puerta de madera tipo “saloom” del oeste. Inventaron la forma de ver a las señoras en los aseos y especialmente a las camareras Marisa y Meli, que según decían estaban muy buenas. Para ello hicieron un agujero en el aseo de los chicos y así  poder expiarlas sin ser vistos. Entre ellos y muy jovencitos estaban personas hoy conocidas como Paco “Pasteles” y sus hermanos Miguel y Jesús; Félix Arranz; Jesús Alonso; Emiliano Cea; Alberto “ratita” el pintor; Santines y Josito tal y como aparecen en la fotografía. Ganaban más dinero en propinas que del escaso sueldo que tenían como plantadores. Según me contaron, después de una partida, una mesa de hombres, pues las mujeres jugaban en pistas separadas, les dio 300 pts. Nuestras propinas, mucho más modestas, se la enviábamos en un agujero de la bola de madera.

La bolera se construyó sólo con tres pistas, las que estaban junto a la tapia de Florida, para luego ir aumentando hacia el bar hasta llegar a ocho pistas todas ellas de cemento que había que arreglar todos los veranos por el mal trato que las dábamos.

Desde su inauguración dos fueron los encargados de la bolera durante el verano: el Sr. Almazán  hombre serio y que en invierno hacía la misma función en la bolera del Cine Carlos III en la calle Goya, propiedad de Enrique de los Santos y Rafael Ortiz, los mismos que tenían cedida la concesión del Parque. Al Sr. Almazán le sustituyó Jerónimo, hombre pequeño y con malas pulgas pues le hacíamos sufrir bastante aunque si había que prestarnos dinero, lo hacía con gusto.

Todos los veranos, durante las fiestas de San Lorenzo, había concurso de bolos, masculinos, femeninos y mixtos. José Luis Verdes, José Carlos Sáinz de los Terreros, Juan González de Cos, Santi de Pablo, los hermanos Gonzalo y Paco Castillo, Paquilín Villota, Alfonso Franco, Quique y Mundo Pérez Castel y en el bando femenino, Mari Carmen Abad eran los que partían el bacalao y se llevaban todas los trofeos de las fiestas.

Como centro de reunión, la bolera era el lugar donde quedábamos las pandillas y si teníamos dinero, jugar una partida que costaba 7 pts. En caso contrario nos sentábamos en las mesas del bar situadas detrás de los bancos y la valla de separación de las pistas y el que podía ligaba, comía pipas o hablaba del veraneo que se avecinaba. Recuerdo que jugando a los bolos, conocimos a una chica guapísima, Isabel, a la que llamábamos La Estampita, no me pregunten porqué, que vino con unas amigas a pasar un fin de semana y se quedó los tres meses de verano en San Lorenzo llegando a ser Dama Asesora de aquel verano. Allí con ella estaban Maca, Estrella, Almudena, Isabel y Pilusa y acabamos bailando en casa de José Miguel Contreras frente a la Herrería.

Existió otra bolera en el Paseo de los Terreros, paseo que no es mío ni de mi familia, que duró dos o tres años. Creo que sigue existiendo otra bajo el Regina, pero ninguna con el éxito que tuvo la del Parque.

Echo de menos una bolera como aquella, donde los jóvenes puedan pasar las tardes al aire libre, merendar bajo los pinos y pinsapos centenarios y hasta echo de menos ligar pero eso se me acabó hace mucho tiempo.

Un pensamiento en “La Bolera del Parque

  1. Primitivo Plaza Aragonés

    Yo tambien trabajé un año en la Bolera. Tenía 12 años. Al año siguiente dejé mi pueblo para ir a vivir lejos.

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